La repugnante memoria histórica de Hila y Armengol

José Hila y Francina Armengol
José Hila y Francina Armengol

Hay que ser muy, muy miserable para plantarse hoy delante del muro de la memoria en el cementerio de Palma y, en el día del recuerdo a las víctimas de la Guerra Civil, ignorar a los 100 palmesanos, 35 de ellos niños, que murieron a consecuencia de los 46 bombardeos republicanos sobre la capital que tuvieron lugar entre julio y agosto de 1936. «Trabajamos para reparar y dignificar la memoria de las víctimas del franquismo», se ha atrevido a decir Hila en el acto oficial. Un alcalde que desprecia el asesinato de 100 de sus vecinos porque quienes los masacraron fueron aviones de su color político no merece estar ni un segundo más sentado en la silla de Cort. Hoy mismo debería ser desalojado.

No es la primera vez que la izquierda comete un acto tan repugnante. Pasó lo mismo el 29 de noviembre en otro día del recuerdo celebrado en el Palacio de Congresos de la mano de Unidas Podemos. Silencio absoluto sobre todo lo que no fueran víctimas franquistas. Así escribe el Pacte una Ley de Memoria Histórica hecha a medida de lo que a ellos les interesa.

Palma no merece un alcalde tan miserable y Armengol no es digna de una Comunidad como Baleares. Para recordarles la ignominia que han cometido hoy vaya como ejemplo la historia de las hermanas Antonia, Magdalena y Mercedes Muñoz Martí. Eran hijas de una lechera y vivían en el caso antiguo de Palma. Tenían 23, 18 y 7 años cuando en la madrugada del 30 de mayo de 1937 fueron abatidas por un proyectil lanzado desde el avión republicano que pilotaba el comunista checo Jan Ferak. Las dos más pequeñas murieron en el acto. La mayor agonizó durante horas hasta que perdió la vida en el hospital. Sólo quedó con vida otra hija de la familia, Ángela, que se salvó porque había ido a repartir leche. La conmoción que causó entre el vecindario una tragedia semejante provocó que se abriera una colecta popular para compensar a la madre y a Ángela -el padre había muerto de tuberculosis- con un estanco.

Antonia, Magdalena y Mercedes tienen nombre y apellidos. Son tres de las personas que hoy han sido ignoradas por este miserable e indigno gobierno social-comunista. Repugnantes. No hay otra palabra que les defina mejor.

 

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